jueves, noviembre 29, 2007

The Boss (Interludio II) y último.

Vosotros no lo sabiais............ pero el jefe es del K.R.

"Esta es una canción que se llama Living in the future.
Habla de lo que está pasando ahora en America:
Pérdida de derechos civiles, guerras innecesarias, condenas ilegales...
Estas cosas duelen en nuestro corazón, por lo que representa para nosotros ser americanos
y ciudadanos del mundo. Así que LUCHAMOS"

The Boss (interludio)

Interrumpimos la emisión China para haceros notar que sí, una vez más, el KR estuvo allí. Y, otra vez, fue el ínclito, el inigualable Komandante Karmaikel. Siempre tú: Gora Komando Rioja.

Para los que no nos crean aquí tenéis un vídeo -colgado en la página de un medio de comunicación- donde el tipo que sobre sale botando sobre la muchedumbre... es él. Nuestro mejor hombre.

miércoles, octubre 10, 2007

Los huecos.

-El Templo del Cielo (II)-

Como salidos de un cuento,
hay lugares que las palabras no habitan: son aquellos donde los hombres se olvidan de serlo.
Apenas quedan sitios cuya arquitectura no haya sido levantada con el hormigón del tiempo, el martillo segundero, el plano reloj. No nos quedan ya -a este lado del muro del mundo, aún menos- parajes desiertos, territorios desconocidos, ZONAS AUTÓNOMAS donde el hombre sea elemento: apenas nos quedan huecos.

Hemos levantado plazas, teatros, edificios, jardines y zoológicos, reservas, parques y monumentos. Hemos trazado, delimitado, definido, diseñado, organizado, programado, establecido, roturado, determinado... cada rincón habitable del mundo, cada centímetro de tierra o agua. Incluso, hemos ocultado los lugares abandonados. Son los no-lugares:

Allí donde todo es grieta, hueco. En los intersticios y en los intérvalos. En las pausas. En los sueños. Y entonces flota en el aire el olor de la vida: que a veces es de las flores y, otras, de las fiestas.
La música del nómada es su huella.
La del mundo, sus gentes.


El Templo del Cielo (I)

El viajero recorre el mundo siguiendo las piedras:
la Ciudad Prohibida, la Muralla China, el Palacio de Verano... El Templo del Cielo.



Como faros de luz antigua,
los vestigios del mundo atraen a los viajeros y en ellos se concentran las migraciones estivales de este animal extraño que somos los humanos. En China, (que durante años no han disfrutado de las vacaciones pagadas -sería un invento capitalista...-), hay lugares donde el extranjero parece el autóctono: millares de chinos se han puesto a hacer turismo, y lo hacen todos a la vez.

Un cierto "landismo" chino
-ya hablaremos de él- está proliferando en los "puntos calientes" de las rutas turísticas. Están en todas partes y todo lo arrasan con sus flashes y sus comidas plastificadas: el lema "una salchicha, un plástico" parece ser que fue acuñado por los ideólogos del partido para, subrepticiamente, insinuar alguna confusa idea sobre la natalidad, el condón y esas cositas... En cualquier caso, los chinos tienen tanto o más derecho que el resto para visitar los lugares que forman parte de su historia -si es que la historia pertenece a alguien- pero, definitivamente, somos demasiados para la paz de las piedras.

En el Templo del Cielo,
hay una piedra -una especie de botón-ombligo del mundo, no más grande que el diámetro de una alcantarilla, donde decenas de chinos se afanan por sacarse una foto a empujones; un poco como cuando venían los de Bimbo o Cola Cao a regalar cromos a la puerta del colegio, como los jubilados ante una mesa de canapés. Y sí, una vez más, también el K.R. se sacó la foto. Enviamos al mejor de nuestros hombres, el Komandante Karmaikel, hombre astuto y vivaracho que, aprovechando un momento de "confución" china, se subió sobre la alcantarilla del mundo y, alargando la mano, tocó el cielo.

jueves, octubre 04, 2007

La Gran Muralla China (yII)




La frontera del nómada no está en el borde,
sino en la grieta.

La Gran Muralla China (I)



Anotado en la Bitácora de Rarezas:
"el muro de Berlín era una mierda".
Anotación del Komandante Karmaikel.
Día cuatro. Simatai.

La necesidad humana de poner límites,

la practican los niños desde el instante mismo en el que descubren que, más allá de su cuerpo, está su madre. Y, un poco más allá todavía, un mundo infinito que los brazos no abarcan
por sí mismos. Pero la necedad humana de ponerle puertas al campo la descubren los adultos en el instante mismo en el que comprenden que "los niños" no obedecen.
La Gran Muralla China, además de infinita, tiene la particularidad de ser una de esas estupideces humanas que el tiempo vuelve hermosas. La memoria del nómada no guarda los recuerdos del mundo.

Aun sabiendo que debajo de cada piedra hay un esclavo -o quizás por eso-, no hay viajero que no se sienta inmenso y a la vez pequeño. Somos tan enanos que nos desborda la edad de unas piedras. Somos tan grandes que perduramos en ellas.

Y sí, también el K.R. se fotografió allí. Hay lugares del mundo que parecen que no son de él. Mereció la pena.

domingo, julio 22, 2007

Interrogantes




Al Komandante Karmaikel
le gustan las preguntas. Siempre le han gustado. No en vano hace años que emprendió la labor desinteresada y altruista –a lo mejor un poco autista- de recoger en su correo electrónico –vale dejarla en los comentarios del blog- la Gran Enciclopedia de las Preguntas Sin Respuesta. Algo así como aquello tan mensual de… ¿a qué huelen las nubes?
Sólo que la búsqueda –aún no terminada- del K. Karmaikel indaga más en las cuestiones que nos ocurren en los días comunes a todos. No preguntas del pensamiento –hay que pensar mucho, para parir un anuncio de compresas…-, sino aquellas que se aparecen en las acciones de lo cotidiano. Aquellas que, a fuerza de repetirse, devienen en comportamiento: "¿cuántas veces habremos cogido el mismo autobús, sin saber aún a qué hora exacta pasa? ¿cuántas veces se podrá decir de un libro que se lee en una tarde, y salir inmune de ese comentario?"...

Este hilo –ovillo- viene a cuento de lo siguiente: ¿por qué este blog es un viaje? ¿y seguro que es por China? La verdad es que el que sólo quiera billetes, menús, facturas o programas de fiestas, bares y monumentos puede recurrir a los libros, guías, mapas, blogs o páginas de los webs. Hay centenares. Algunos muy buenos. Otros útiles. Los más usados y los más visitados.
Pero entre los objetos y la mano, hay una línea que no es ni lo uno ni la otra. Es ese espacio inaprensible, ese límite fugaz donde –siempre- ocurre la vida: el destello.

Este blog es K.R.: Komando Rioja: comando revolucionario, vinícola y literario. Por eso el poema, a veces ebrio. Por que esta expedición se quedó en los bordes: donde rozan los cuerpos.



Inspiraciones.




Han cruzado los hombres las fronteras de lo humano, para rendirse a las lógicas implacables: el tiempo, el dinero, el mercado… Posiblemente, los últimos vestigios del comunismo son sólo la sombra decadente de lo que una vez fue anhelo. China –y seguramente Cuba- es el museo momificado de la Historia (con mayúsculas). Lo es, al menos, en sus formas de control. Aquellas de las que -no hay modo- no escapamos.

Pero por debajo del mundo organizado, en el discurso cotidiano de los días y la calle, en sus rincones y esquinas, aún quedan los soplos, los suspiros… la materia aliento que inspira nuestras vidas. Así viven los hombres del mundo. Así viven las mujeres: respirando.

domingo, junio 24, 2007

viernes, junio 22, 2007

Casi al final y de casualidad...

Beijing es así, puedes tener al lado el sitio que buscas y no encontrarlo... No fue un milagro pero si algo increible. Alojados en el Lu Song Yuan Hotel, casi al final de nuestra estancia en Beijing se nos ocurrio al salir del hotel caminar por primera vez hacia la Izquierda... (Generalmente lo hacíamos hacia la derecha porque era la forma lógica de salir a la carretera general) ....y al fondo del hutong donde descansabamos, dando la vuelta a la esquina encontramos el Passby bar... un lugar agradable donde tomar unas cervecitas amigablemente.

domingo, junio 03, 2007

El filósofo





Las palabras anudan los instantes que, de otro modo, solo son transcurso, tiempo fluido. Aquello que vivimos alguna vez, en algún sitio, ya no mora en ninguna otra parte que no sea el territorio borroso de nuestras memorias. Y los recuerdos, más que imágenes, son sentimientos, emociones que nos vivieron. Latidos que resuenan como un eco. Nostalgias: sueños.

Tenía sus manos en la espalda y, desnudo, bailaba desprendido del resto del mundo. No tengo nada que no sea esto que doy. Así se entrega el filósofo, sin edad ni nombre, al placer del conocimiento: como vino.
Komando Rioja.

domingo, mayo 20, 2007

Intercambios.


Fue rápido. Casi parecía lento.
La picadura de un mosquito, el hilo en una aguja… entran de súbito y luego se extienden lentamente como una gota roja de sangre, como una lengua de lava. Hay animales que matan a sus presas con más saña: a nosotros nos saludaron desde debajo de un paraguas dos rostros sonrientes y amables, con sus dos ojillos delicados en cada rostro, cogidas de la mano, con sus bolsitos y una risa líquida que recuerda a los niños avergonzados.

Luego nos liaron con sus ruidos y maneras: primero las invitamos a tomar una cerveza -ellas refrescos-, hablamos de sus vidas o de las nuestras, de las familias, de las costumbres, las diferencias y las lenguas. La idea romántica de los exploradores entablando relaciones con culturas lejanas, aventureros adentrándose en los mundos perdidos. Fascinados por el encuentro, nos dejamos guiar a las profundidades de su mundo, deseosos de conocer al extraño. Y, al fin, descubrimos lo obvio: el viajero deja tras de sí la delgada línea de una estela del grosor de las monedas.
Pagamos los garabatos chinos como si fueran reliquias de alguna remota dinastía, un paquetito de té al precio de un jarrón Qin y hasta una delicada e inolvidable ceremonia cuyo costo hubiera servido para invadir Mongolia. Y, aún así, fue tan dulce la muerte que, al terminar el día, nos invitaron a cenar. ¿Cuándo un león invitó a una gacela a su banquete? Así es la cultura china.

El consejo de Ramón.


El nómada guarda silencio
cuando escucha el rumor a lo lejos.

Aún estábamos en el aeropuerto, cuando a nuestro lado un grupo “organizado” de turistas españoles –mercancías en transporte- se arremolinaba alrededor de un pequeño hombre, vestido de azul con una de esas camisas floreadas tan típicas en china, que los miraba con cierta conmiseración desde detrás de sus gafas. Y se lo oímos decir, alto y claro:

Recuerden, caguen donde puedan, meen cuando puedan y duerman cuanto puedan. Porque nunca sabrán dónde, cuando o cómo podrán volver a hacerlo”.


Nunca un consejo tuvo tanto sentido para el viajero.
Al menos, en China.

martes, mayo 15, 2007

Ojo1: Tiananmen

El Komandante Karmaikel tiene los ojos más azules que el cielo de Beijing. Pero en su cuenca pequeña no entra toda la plaza de Tiananmen. Y, aún así, puede uno asomarse a lo líquido de su mirada, a través de esta ventana. Así vio el ojo de otro:


domingo, mayo 13, 2007

Chinos...

Aún nos estábamos haciendo a China,
cuando descubrimos a los chinos.

Anotado en la Bitácora de Rarezas:
"gafas con pantalla TFT; 40 pulgadas. La vida es del color del cristal con que se mira". Anotación del Komanante Che. Día dos. Pekin.

miércoles, mayo 02, 2007

Tiananmen (y III)


Debajo de las sombrillas, está la playa.
Eso se sabe desde el 68. Pero en Tian´anmen, además, están las gentes que la habitan. Territorio amable, hogar del nómada, la plaza es el espacio difuso del mundo. Anotábamos en la Bitácora de Rarezas: "es miércoles y los niños aún juegan en cualquier parte del mundo". Cometas o mendigos, soldados o palomas, paraguas o parasoles... en el límite de las cosas queda siempre un resquicio de vida.
Y siempre se escapa: hálito.

Tiananmen: el espejo (II)



Aunque los tanques de Alicia
cruzaron al Pais de las Maravillas hace ya 18 años, el silencio de los chinos debe guardar en algún lugar secreto el libro de los muertos. No es creible que la memoria borre sus propias huellas. El nómada nunca tiene recuerdos del lugar que habita, por eso no puede juzgarlos.
El Komandante Ché anotaba en la Bitacora de Rarezas: “se parecen a esos puestos de helados que hay en las playas”. Se refería a los soldados que hay desperdigados alrededor de la plaza, subidos a un pequeño cubo y todos ellos protegidos por una sombrilla del sofocante gris cielo de Beijing: en cada paso o entrada a la plaza, cada pocos metros y alrededor de ella, en cada monumento vallado y protegido, cada esquina cubierta... cada cien personas un secreta.
Alrededor de la plaza el poder levanta sus formas, como lo hacen los muros del mundo: encerrando los espacios abiertos, poniendole puertas al campo: el Mausoleo de Mao Zedong, el Museo de la Revolución, el Gran Salón del Pueblo, La Ciudad Prohibida, el Monumento a los Héroes del Pueblo...
Y entre las piedras, aún respiran los sueños.

martes, abril 24, 2007

Tiananmen (I)



Resulta irónico

que justo en frente de la Ciudad Prohibida se abra la Plaza de Tiananmen; que frente al espacio privado y enorme de la “ciudad”, se encuentre uno de los espacios públicos más grandes que existen. Dos mundos que se enfrentan como un reflejo.

Salimos de la descomunal ciudad y mirábamos exhaustos, bajo el retrato de Mao, un mar de coches que nos separaba de la otra orilla. Por debajo –lo descubrimos por las señas que intercambiamos con un policía- cruzan los túneles que conectan las dos aceras. El espacio difuso de cualquier límite es siempre un espacio de transición.

De un lado a otro, cientos de personas iban y venían por aquellos ámplios pasos subterraneos. Debajo de la tierra, lo público es privado y acaso viceversa. Y acaso también, en la avenida que se cruza por el medio, el tráfico persistente sea como el cristal infranqueable de un espejo.
Tiananmen es una plaza inmensa donde centenares de personas confluyen para verse pasar. Nos sentamos a mirarnos: en otras tardes, en otros paises y otros cuerpos, otras gentes. Y sí, somos la misma tarde. Todos somos las mismas tardes...

Volaban las cometas en línea recta y los monumentos se colaban en las fotografías de los turistas, entretenían los hijos a sus padres y los vestidos se lucían de domingo. Nos sentamos en alguna esquina de la multitud, en algún hueco entre la gente y nos veíamos pasar. Un mendigo tenaz se reía de nuestra limosna absurda con el hueco de sus dientes.

martes, abril 17, 2007

Bicicletas


martes, abril 10, 2007

Con su permiso voy a adentrar...

al Beijing Summer Palace. Patrimonio de la humanidad según reza en la misma entrada... y así debería ser hermanos. En este caso están ustedes invitados.

Quién no desearía acceder a este palacio de verano, con su lago Kunming (igual nombre que la capital de Yunnan), con sus salas y pabellones pigmentados de historía o con sus puentes llenos de ojos. El puente de los 17 ojos. 17 huecos donde nadie mira, nadie pregunta... sólo agua que fluye por sus párpados. Podrás pasear por infinidad de senderos de paz y armonía o encontrar algún que otro quiosco donde poder refugiarte de aguaceros en venganza...
O si el tiempo lo permite, también se puede dar un agradable paseo en barco y cruzar el lago.

Esto no es una utopía. Es una galería a la que poder entrar. Acerquense y visiten este jardín imperial donde descansar siempre que lo necesiten.
Fue en su día residencia temporal de la dinastia de turno (Quing) , y es ahora lugar de descanso para ti si así lo quieres... no será necesario ningún decreto extraordinario del KR

El trabajo es cosa buena, es lo mejor de la vida... Pero todos necesitamos un palacio de verano... algunos días más que otros.

Agradezco el ultimo post de Ixchel, que por cierto no habíamos publicado... me dio las fuerzas para continuar en el viaje...Un afectuoso saludo a Angeldust.

El título de esta entrada fue, es y será...un homenaje a Jorge Cafrune y Atahualpa Yupanqui.