domingo, junio 03, 2007

El filósofo





Las palabras anudan los instantes que, de otro modo, solo son transcurso, tiempo fluido. Aquello que vivimos alguna vez, en algún sitio, ya no mora en ninguna otra parte que no sea el territorio borroso de nuestras memorias. Y los recuerdos, más que imágenes, son sentimientos, emociones que nos vivieron. Latidos que resuenan como un eco. Nostalgias: sueños.

Tenía sus manos en la espalda y, desnudo, bailaba desprendido del resto del mundo. No tengo nada que no sea esto que doy. Así se entrega el filósofo, sin edad ni nombre, al placer del conocimiento: como vino.
Komando Rioja.

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