jueves, octubre 04, 2007

La Gran Muralla China (I)



Anotado en la Bitácora de Rarezas:
"el muro de Berlín era una mierda".
Anotación del Komandante Karmaikel.
Día cuatro. Simatai.

La necesidad humana de poner límites,

la practican los niños desde el instante mismo en el que descubren que, más allá de su cuerpo, está su madre. Y, un poco más allá todavía, un mundo infinito que los brazos no abarcan
por sí mismos. Pero la necedad humana de ponerle puertas al campo la descubren los adultos en el instante mismo en el que comprenden que "los niños" no obedecen.
La Gran Muralla China, además de infinita, tiene la particularidad de ser una de esas estupideces humanas que el tiempo vuelve hermosas. La memoria del nómada no guarda los recuerdos del mundo.

Aun sabiendo que debajo de cada piedra hay un esclavo -o quizás por eso-, no hay viajero que no se sienta inmenso y a la vez pequeño. Somos tan enanos que nos desborda la edad de unas piedras. Somos tan grandes que perduramos en ellas.

Y sí, también el K.R. se fotografió allí. Hay lugares del mundo que parecen que no son de él. Mereció la pena.

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