martes, octubre 24, 2006

Desde la ventanilla...


Beijing, al menos vista desde la ventanilla, se muestra como una mole corriendo al costado del camino: grandes, enormes edificios, hormigueros infinitos de ventanas y agujeros en la pared de los que cuelgan los aparatos de aire acondicionado. Son como parásitos tecnológicos chupando en las arterias energéticas de nuestro hormigón.
Y, entre los grandes bloques o después de ellos o en los huecos que quedan detrás –cuando caen- los chinos levantan los rascacielos más modernos e insólitos: espejos donde se peina la ciudad toda las mañanas, formas retorcidas y complejas que tienen ese aire Guggenheim de estos tiempos.
En realidad, se intuye, es la batalla de la ciudad contra la ciudad.

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